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viernes, 25 de octubre de 2019

BUSCANDO A NEMO. LA MADUREZ DEFINITIVA DEL ESTILO DE PIXAR


BUSCANDO A NEMO de Andrew Stanton y Lee Unkrich - 2003 - ("Finding Nemo")

Tal vez la película de madurez definitiva de Pixar, la que marcó las grandes pautas de trabajo del estudio en su primera etapa creadora sea "Buscando a Nemo"; lo afirmo sin menospreciar en absoluto a grandes obras anteriores ni a enormes filmes posteriores.

"Buscando a Nemo" conjuga a la perfección el sabor de la aventura animada clásica con un humor ya plenamente adulto (cargado de ironía, a veces surrealista, a veces tierno) y con una trama que es apta para el disfrute de cualquier edad. 


Sí, películas como "Toy Story" y su secuela o "Bichos" o "Monstruos S.A." ya tenían esta "marca de la casa", pero en esta obra estas características aparecen más potenciadas que nunca.

Tenemos acción, tenemos comedia, tenemos diálogos chispeantes, tenemos una parte incluso de drama perfectamente integrada en el conjunto (la introducción del filme pone los pelos de punta en toda su pasmosa sencillez) y tenemos también gags absolutamente memorables y, por supuesto, un mensaje a favor del buen trato a los animales que aboga por la no utilización de peces como mascotas (mensaje que se une a otros ya esperables como los que apuestan por la amistad, la fraternidad, la colaboración entre razas diferentes, la responsabilidad...).


La galería de personajes de "Buscando a Nemo" es, por otra parte, inolvidable (como las otras galerías de personajes de Pixar, claro).

Todos representan a tipos humanos perfectamente reconocibles y cautivan tanto a los niños como a los adultos y, en especial, uno se convirtió por méritos propios en el más mítico del filme y en un icono de la compañía: el del pez cirujano Doris, entrañable, divertidísimo y absolutamente delirante en su amnesia constante y en su vagar sin sentido por las aguas.

Desde luego que este personaje se ha transformado en un símbolo de la falta de memoria y de las personas olvidadizas.


Por supuesto, el aspecto visual de la película no se puede olvidar: es precioso, sencillamente precioso; las escenas del mar (al parecer los animadores tomaron clases de buceo para poder ver un arrecife desde todos sus ángulos y huecos) son completamente soberbias en su realista y hermoso diseño, mientras que la animación es un prodigio de representación de los movimientos de los animales a los que el filme retrata.

"Buscando a Nemo" es un clásico instantáneo, una película que alegra cualquier día triste y que nunca se cansa nadie de disfrutar. Su segunda parte, de la que hablaré mañana, fue también genial.


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