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viernes, 28 de junio de 2019

KIMCHI CUDDLES. EL MUNDO DEL POLIAMOR RETRATADO CON HUMOR Y TERNURA


Las luchas sociales del último siglo y de lo que llevamos de éste, unidas a la irrupción y el asentamiento de Internet, han abierto las puertas a numerosas formas de vivir las relaciones diferentes a la normativa, que llevaba siglos estandarizada e impuesta por la fuerza por diversos agentes políticos, sociales y religiosos.

Desde la homosexualidad a la bisexualidad pasando por la asexualidad, el BDSM o el poliamor están ya y desde hace tiempo ocupando el espacio en el mundo que los miembros de sus colectivos demandan (no sin ataques de otros grupos sociales, por desgracia).


El poliamor tiene diferentes definiciones y no todo el mundo se aclara con ellas o se ciñe a una sola. Muchas veces, ni siquiera lo hacemos los activistas de esta forma de vida (yo soy poliamoroso y lo puedo asegurar).

Sí partimos de una base: se pueden tener varias relaciones simultáneas. Y, yendo más allá de las "relaciones abiertas", podemos afirmar que es posible sentir amor por varias personas y estar con todas ellas a la vez.

Así, a grandes rasgos, hago esta definición tal vez chapucera (no soy sexólogo, ni sociólogo) pero que puede servir de introducción al asunto del que hoy hablamos.


El poliamor, como las otras formas "alternativas" de vivir las relaciones, no lo ha tenido fácil, a pesar de que, como las demás, siempre ha existido, aún estando proscrita. Siempre ha habido personas que la han vivido abiertamente, no sin problemas de intolerancia, marginación o directa persecución.

Por ejemplo, en el campo de los cómics, el creador de Wonder Woman, William Moulton Marston, fue poliamoroso y vivió hasta su temprana muerte a los 53 años con sus dos mujeres, Elizabeth Holloway y Olive Byrne (las cuales a su vez, tras su fallecimiento, siguieron juntas el resto de sus días).


También lo ha sido, por ejemplo, el gran artista del medio Alan Moore, que actualmente está casado con la también artista Melinda Gebbie pero que mantuvo durante muchos años una relación de este tipo con su primera esposa, Phylis, y con otra mujer llamada Deborah.

Tikva Wolf es una activista LGTBQ de los Estados Unidos y autora de cómics que se ha hecho famosa en los últimos años con su serie Kimchi Cuddles, en la que por medio de tiras cómicas explora la cotidianeidad de las vidas de diversos personajes poliamorosos.


En España podemos encontrar el recopilatorio "Lo mejor de Kimchi Cuddles" de Continta Me Tienes, pero también está disponible su webcómic, en donde no deja de publicar nuevas historias en las que, utilizando un humor inteligente pero también muy tierno, reflexiona sobre las relaciones de este tipo.

Kimchi Cuddles es la que articula las "tramas": la rodean toda clase de personajes; unos son su pareja, otros son amigos, otros van y vienen, pero todos ellos representan múltiples vivencias y formas de afrontar la vida.


Tikva Wolf tiene una gran virtud que yo agradezco muchísimo: no moraliza ni va de autoridad didáctica. Hace crítica social, pero fina y sin sentar cátedra, y acepta todo tipo de puntos de vista mientras pone en la picota actitudes intolerantes y prejuiciosas o hipócritas tanto de personas monógamas como polígamas, tanto de personas heterosexuales como homosexuales o bisexuales.

Las incongruencias de todos los colectivos salen a la palestra. Encontramos por ejemplo a monógamos intolerantes que piensan que los polígamos son gente infantil y que huye del compromiso o a polígamos intolerantes que aseveran que los monógamos son gente dependiente e incapaz de enfrentarse a su libertad.


También se habla de identidades: toca el "queer", el "trans" o la asexualidad, y las confronta. Descubrimos que todos tenemos prejuicios, pertenezcamos a la identidad a la que pertenezcamos, y que por medio del conocimiento podemos superarlos.

Se homenajea de la misma manera al orgullo LGBTQ. La propia Tikva dedica algunas viñetas a su abuela, activista gay en unos tiempos en los que serlo era sinónimo de brutal e instantánea condena social, y que le enseñó con su ejemplo a afrontar la búsqueda de su camino en la vida.


Todo ello mientras, a su vez, se desgranan asuntos como los problemas de pareja y de relaciones en el marco del poliamor, los celos, los éxitos y fracasos sentimentales, la camaradería entre los integrantes de un grupo poliamoroso, el enfrentamiento generacional entre padres e hijos, las relaciones a larga distancia o la gestión del tiempo cuando se tienen varias parejas en marcha.

En definitiva, la vida misma. La vida misma con sus miles de posibilidades. El dibujo puede que no sea maravilloso, pero tampoco busca serlo y desprende una simpatía sin par que nos ayuda a adentrarnos en la comedia humana de Tikva Wolf, autora de un cómic que abre puertas en un mundo por suerte cada vez más libre y diverso.


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