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domingo, 26 de mayo de 2019

BAMBI. LA FÁBULA ECOLOGISTA DE LOS PRIMEROS TIEMPOS DE WALT DISNEY


Desde mi humilde punto de vista, la primera película de "narrativa clásica" de Walt Disney absolutamente redonda es la quinta de su cánon oficial de largometrajes: "Bambi". 

"Blancanieves y los Siete Enanitos" y "Pinocho" son dos maravillas legendarias de la animación pero sus mensajes morales chirrían hoy bastante (sobre todo la pesadilla que es la segunda de ellas, orientada a aterrorizar a los niños para que se porten bien), mientras que "Fantasía" queda excluida por ser una colección de piezas musicadas y "Dumbo" presenta una animación de ligera menos calidad que la de los cuatro filmes antes mencionados y también incluye arengas destinadas a asustar a los infantes del momento.


"Bambi", basada en el cuento "Bambi, una vida en el bosque" del austriaco Felix Salten, es otra historia de superación personal pero que se aleja, por lo menos según yo lo entiendo, del rollazo del "American Way of Life" que sueltan otras películas de la factoría.

Su mensaje de superación, unido a los ya clásicos de exaltación de la familia y la amistad, es claro y transparente y huye con limpieza del discursito encubierto que sí tienen, por ejemplo, los mentados "Pinocho" o "Dumbo".


Por otra parte, cobra vida por encima de todo esto otro mensaje: el de la defensa de la naturaleza; el filme no escatima en mostrar al hombre como el peor de los animales; el diabólico ser que mata por placer, por simple diversión.

Y es que "Bambi" es una fábula ecologista total y absoluta: sigue el ciclo de la vida para mostrar la historia de un ciervo cuya infancia es destrozada por los cazadores que matan a su madre (¿Quién no ha llorado a cualquier edad con esta escena que tiene un hueco clave en la antología de la historia del cine de todos los tiempos?) y que aprende a amar a su hábitat y a defenderlo de sus enemigos sin por ello endurecerse o caer en la amargura o en el odio (el mensaje optimista es fortísimo en este filme).


"Bambi", muchas décadas antes, recuerda a uno de los habituales filmes ecologistas del maestro japonés Hayao Miyazaki: el bien triunfa con una naturalidad pasmosa y lógica y hay un claro mensaje a favor de la vida en comunión con la naturaleza y de respeto por todos los seres vivos (en especial aquí por los animales, lo que ya se había visto en "Dumbo" y que se vería también en otras cintas míticas como "La Dama y el Vagabundo" o "101 Dálmatas").

Incluso es éste uno de los filmes más minimalistas de la compañía de Walt Disney: tiene muy pocos diálogos y se recrea pausadamente en muchos de sus segmentos en la belleza del bosque, de las praderas, de las montañas y de las existencias armónicas de sus moradores.


Y no puede faltar, por supuesto, la animación esplendorosa a la que este estudio ya tenía acostumbrado a su público en aquella década de los cuarenta, sus delicados paisajes, el encanto y la personalidad de sus dibujos.

"Bambi", que además equilibra perfectamente el humor, la aventura y el romance, es una película del todo imprescindible que no ha perdido un ápice de calidad y cuyo mensaje, por desgracia, sigue bien vigente.


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