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lunes, 27 de mayo de 2019

JUEGO DE TRONOS (CON SPOILERS). TEMPORADAS I Y II: EL DESCUBRIMIENTO


Acaba de terminar "Juego de Tronos", una de las series más importantes de la historia. Desde "Perdidos", no había tenido ninguna otra la repercusión de ésta: esa capacidad para cautivar a audiencias de todo tipo y de toda generación. El autor de las novelas en las que se basa, George R.R. Martin, se ha transformado debido a ello en una gran estrella.

Creo que una de las grandes claves del éxito de "Juego de Tronos" radica en su capacidad para construir un retrato político perfectamente reconocible incluso en nuestros tiempos. La serie se cuece en campos de batalla y en parajes de aventura, pero también en pasillos de castillos y en salones de palacios.


Los procesos que se producen en la trama, basados en nuestra propia historia, dicen muchísimo de nuestras formas de gobierno e incluso nos dan claves para nuestro futuro.

Cómo un buen gobernante se transforma en un tirano, cómo una religión puede tomar el poder por medio del fanatismo, cómo un monarca puede ser cambiado por otro de la noche a la mañana, cómo los que están detrás de los reyes son muchas veces los que de verdad pinchan y cortan, cómo de difícil es mantener la justicia social frente a las castas acomodadas.


"Juego de Tronos" nos enseña que no existen blancos y negros puros. Todo es una escala de gris constante y no hay opciones políticas cien por cien eficaces y correctas. La ambición no garantiza nada, ni el poder desmedido, pero tampoco la bondad y la integridad. 

A veces, estar en la cuerda floja entre ambos caminos puede ser lo mejor para operar cambios o para ayudar al pueblo que sufre.


Esta serie, además, toca todos los palos de la fantasía heroica a la que estamos tan acostumbrados, pero desde un prisma comedido y "realista". Existe la magia, existen los dioses, existen los dragones, existen una suerte de "zombies" de hielo llamados Caminantes Blancos, existen gigantes, existen personas capaces de entrar en cuerpos ajenos y de animales. Pero no se abusa de ninguno de estos elementos.

Sobra decir que el aspecto técnico de la producción es impecable: la ambientación, los escenarios interiores y exteriores, el vestuario, las armas, las batallas. Todo esto ha hecho de "Juego de Tronos", con sus fallos, la gran serie que es.


PRIMERA TEMPORADA

Si algo deja claro la temporada de partida es que nadie puede ni debe acomodarse ante la trama de esta serie. Las sorpresas van a ser constantes, y también las famosas "muertes sorpresa" de personajes que han hecho célebre, con cierto cachondeo, a R.R. Martin.

Cuatro protagonistas básicos desaparecen de forma violenta cuando menos se espera: Robert Baratheon, Khal Drogo, Viserys Targaryen y Ned Stark. Unos monstruosos y terribles; otros, bondadosos y magnánimos. No hay que encariñarse con nadie en "Juego de Tronos".


Desde el primer capítulo también, con la impresionante primera conversación de Jon Nieve y Tyrion Lannister, nos damos cuenta de que los diálogos son deliciosos. Casi siempre lo van a ser. Lúcidos, críticos, llenos de dobles significados. Una maravilla.

Queda claro también otro aspecto; que la serie no es nada maniquea: los personajes, todos una bomba de carisma (hasta los secundarios) se mueven constantemente entre la maldad y la bondad, entre la justicia y la injusticia.


Algunos sí están claramente a un lado de la balanza (Jon o Viserys, o Ned o Joffrey, por ejemplo), pero la gran mayoría baila o bien por intereses o porque no le queda otra opción para sobrevivir en un mundo brutal e injusto.

Robert es un rey negligente que no quiere gobernar y que pasa de todo. Catelyn es una mujer fuerte que adora a sus hijos pero que desprecia a Jon por algo de lo que él no tiene la culpa. Jorah es un tipo simpático con un pasado repulsivo. Samsa es una pija insoportable y clasista. Cersey y Jaime son dos personajes despreciables. Y Varys y Meñique engañan muchísimo: de hecho, en un principio nos la cuelan totalmente.


En esta primera batería de capítulos se sientan las bases de lo que va a ser el resto de la serie: caracteres redondos alejados de todo maniqueísmo posible, sorpresas de guión constantes, muertes repentinas que pueden tocar a cualquiera, diálogos fantásticos y una buena mezcla de intriga y acción.

Todo ello ambientado en multitud de escenarios diferentes, desde un norte helado hasta ciudades populosas pasando por estepas salvajes y bosques intransitables.


SEGUNDA TEMPORADA

La segunda temporada, fantástica como la primera, sólo tiene un fallo: toda la parte de Daenerys en Qarth es tremendamente confusa para quien no haya leído los libros. No queda nada claro qué es esta extraña ciudad y qué ocurre en ella, ni quién es ese extraño anciano que parece ser mago, ni qué ocurre en la torre, ni qué quiere realmente Xaro Xhoan Daxos.

Creo que falta aquí mucho, pero mucho desarrollo. Sin embargo, también tiene un momento excelente: la escena en la que Daenerys visita una sala del trono de hierro arrasada por algo que puede ser tanto hielo como ceniza. Ya da muchas pistas de lo que iba a ser en el futuro.


En los aspectos buenos, esta nueva temporada trae a un buen puñado de nuevos personajes. Brienne es absolutamente genial: es la gran revelación de estos capítulos. También lo son Stannis, la Bruja Roja y Davos: un trío fantástico para una línea argumental que desemboca en una de las mejores escenas de batalla de la saga; la Batalla de Aguas Negras (de diez toda su ejecución).

También se siguen desarrollando los que ya conocemos. Theon Greyjoy se convierte en un monstruo patético. Tyrion y Varys van desvelando sus esencias, y Meñique también, aunque sean de otro tipo. Arya y Samsa se enfrentan a todo tipo de traumas y Joffrey se vuelve todavía más odioso (y miren que era difícil). Y Jon viaja al norte y conoce a los salvajes y a Ygritte, su primer amor.


También Catelyn y Robb Stark protagonizan una de las mejores tramas: la de su asentamiento en el norte. Y Cersey y Jaime siguen siendo unos tipos despreciables, pero ya vamos sabiendo por qué. Mientras, van prometiendo otros personajes como Tywin Lannister y nos quedamos con un palmo de narices cuando Renly Baratheon, uno de los pocos candidatos a reyes que prometía no ser un completo tirano, muere de repente.

También en esta temporada queda claro algo importante y que va a marcar a toda la serie: "Juego de Tronos", a pesar de ambientarse en una Edad Media fantástica con toques renacentistas, no es machista.


Las mujeres sufren, como los hombres, pero muchas de ellas son poderosas y luchan en un mundo que no las respeta y, lo que es más importante, acaban venciendo (si no ahora, sí en futuras temporadas).

"Juego de Tronos" es una de las series que cuenta en su colección de personajes con más mujeres empoderadas de la historia.


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