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martes, 8 de diciembre de 2020

LA HIPÓTESIS. CUANDO LO COTIDIANO ES TAN DIVERTIDO COMO ESCALOFRIANTE

LA HIPÓTESIS de Ekaitz Ortega - 2020 - ("La hipótesis")

Tengo "La hipótesis" firmada por Ekaitz Ortega, su autor, y en la firma me especifica que recuerde siempre que esta novela es "una comedia".

Mientras la leía pensaba en ello constantemente y, al terminarla, lo sigo pensando. Sí, es una comedia. Me queda claro, desde luego. Pero creo que también es una comedia extremadamente negra y brutal, patética y oscurísima, aunque su contexto sea el más cotidiano imaginable.

"La hipótesis", la segunda novela de Ekaitz Ortega tras la distópica "Mañana cruzaremos el Ganges", narra la historia de Máximo, el dueño de una pequeña tienda de telas de barrio que ha sido atracado por unos desconocidos dentro de su negocio y que, aunque el atraco no ha ido más allá de un susto muy desagradable, empieza a sentirse cada vez más y más obsesionado con esto y más sumergido en una especie de estrés postraumático que revuelve su mundo de arriba abajo.

Máximo es un hombre que está dejando atrás la mediana edad, anodino y aburrido, adicto a su trabajo, al que mucha gente calificaría de mediocre. 

No tiene amigos, no tiene siquiera meros conocidos con los que echar los ratos en los que no tiene nada que hacer, y la relación con su mujer es desde hace mucho tiempo prácticamente inexistente (sólo tienen interacciones cuando ella le trata con desdén).

Máximo ha tenido una vida gris, tan gris como su ambiente: un barrio de alguna capital de provincias del Norte de España que está empezando a ser absorbido por los centros comerciales. Lo único que tiene es una situación económica y social desahogada, con una existencia respetable de cara a la galería, con una casa que se intuye grande y cara y en la que tiene contratada a una mujer que les lleva a él y a su esposa las tareas del hogar.

Ekaitz Ortega logra a la perfección, con una negrura cotidiana escalofriante y a la vez delirante y perfectamente reconocible, hacer que todo esto se tambalee tras el mencionado atraco, que llevará a Máximo a hacer una pequeña locura para lo que es el canon de su día a día: contratar a un escritor, Martos, para que le elabore una hipótesis de las razones de este atraco, para que reconstruya lo que la policía no ha reconstruido. 

A partir de aquí, empieza una espiral de comicidad y de tristeza, de hastío vital, de hechos lamentables, que llevará a este hombre a través de un camino que se tornará surrealista y revelador y que elaborará un retrato certero y despiadado de la sociedad del sálvese quién pueda neoliberal: soledad, incomunicación, clasismo, pérdida de raíces (ejemplificada en el fin del comercio tradicional de barrio), pseudociencias y charlatanes, racismo, falta de oportunidades, frustración sexual y emocional.

Los momentos de ternura se alternan con la pura malevolencia, con el retrato humano más despiadado. Hay escenas en "La hipótesis" (como la del homeópata o el de la primera cita de Máximo y Martos) que son desternillantes y que a la vez ponen los pelos de punta.

Como han dicho antes, recuerda esta novela a Luis García Berlanga y a Rafael Azcona, pero también, añado, a mí por lo menos me ha llevado al Roman Polanski de "Cul-De-Sac" o de "El quimérico inquilino", a ese surrealismo inquietante que se mete en el mundo normal y corriente y que lo destruye todo sin piedad.

"La hipótesis", magníficamente escrita en un estilo sobrio y sugerente, elegante, es una novela cargada de dura realidad, donde todo es una constante escala de grises, donde ninguna conclusión es sencilla o simple, donde las risas son culpables y las culpas risibles. Muy recomendable.

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